miércoles, 11 de agosto de 2010

"Aquello que enriquece al niño en su capacidad creativa
no es la obra creadora sino su proceso creador,
es decir, ese suceder continuo de decisiones de toma de postura 
ante un diálogo abierto con aquello que se está creando.
Esto es lo que le afianza su personalidad.
¿Y no es acaso esto la base de partida de toda educación?
Lo que no queda plasmado en el papel, aquello que no se 
puede elogiar como obra maestra,
puesto que no se ve ni se oye, es importante porque ha quedado
plasmado en lo más profundo del ser y es el alimento de sus raíces que ha
sido engendrado durante el proceso creativo"
(Bisquert, 1977)

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